jueves, 14 de marzo de 2013

cucurrucucú/voz/raíz



acerca de Voz/Raíz
Caetano Veloso convierte lo que era una nana -para mí- risueña y juguetona en una pieza dramática, y bellísimamente triste. Aunque no sé decir hasta qué punto esto se debe al vídeo en el que se incluye: Hable con ella.
Me siento bien tontorrona porque desde luego la letra ha sido siempre de una tristeza monumental, pero quizá fuera la mera onomatopeya del cucurrucucú la que me hacía sonreir antes. Y ahora pienso en todas esas canciones mexicanas de apariencia, para el no castellanohablante, alegres y juguetonas... Y cuántas de ellas encierran letras entre lo trágico y lo desgarrado.
Me tiro para los cerros de Úbeda y veo de nuevo la película de Almodóvar. Hay tantas cosas de la soledad, del afecto, de que hablar; cosas que tampoco había notado en el primer visionado. Terribles consecuencias de amores y sentimientos. Bueno, y la novelización almodovariana, que pinta una España que me da entre risa y nostalgia y penuria. Afectos.
Busco (y encuentro) lo que Don Octavio tiene que decir a esto:
"Es imposible identificar ambas
actitudes: sentirse solo no es sentirse inferior, sino distinto. El sentimiento de soledad, por otra
parte, no es una ilusión —como a veces lo es el de inferioridad— sino la expresión de un hecho
real: somos, de verdad, distintos. Y, de verdad, estamos solos.
No es el momento de analizar este profundo sentimiento de soledad —que se afirma y se niega,
alternativamente, en la melancolía y el júbilo, en el silencio y el alarido, en el crimen gratuito y el
fervor religioso—. En todos lados el hombre está solo."


Dicen que por las noches
no más se le iba en puro llorar;
dicen que no comía,
no más se le iba en puro tomar.
Juran que el mismo cielo
se estremecía al oír su llanto,
cómo sufrió por ella,
y hasta en su muerte la fue llamando:
Ay, ay, ay, ay, ay cantaba,
ay, ay, ay, ay, ay gemía,
Ay, ay, ay, ay, ay cantaba,
de pasión mortal moría.
Que una paloma triste
muy de mañana le va a cantar
a la casita sola
con sus puertitas de par en par;
juran que esa paloma
no es otra cosa más que su alma,
que todavía espera
A que regrese la desdichada.
Cucurrucucú paloma, cucurrucucú no llores.
Las piedras jamás, paloma,
¿qué van a saber de amores?
Cucurrucucú, cucurrucucú,
Cucurrucucú, cucurrucucú,
cucurrucucú, paloma, ya no le llores

1 comentario:

  1. deveras, uba canción sin límites...y también me parece que caetano veloso la trae a algo universal...
    es interesante que pedro almodovar entiende en tantos sentidos que al film puede tener el papel de presentar cosas maravillosas (chavela, caetano veloso, pina bausch) que sin ello, quedan sin público amplio...

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